miércoles, 17 de mayo de 2017

Pereroles. EL barranc de la Rabosa


Un domingo de primvera, y dentro de los actos conmemorativos del 50 aniversario de la amiga María unos intrépidos exploradores atacaron una nueva, inexplorada y ciertamente "peligrosa" ruta, el barranc de la Rabosa.

Nuestros excursionistas fueron Antonio, Gabriel, Germán, Joan, Juan, Kiko ,Lucía, Luz, María, Mireia, Nando, Nicolás, Paco, Pau, Raul, Rosanna y Sarina.

Viendo el perfil de la ruta se adivina cierto desnivel en algunos tramos. En total la excursión tuvo un desnivel acumulado de 188 m., lo cual no es mucho, Pero si se cuenta que la ruta sólo fue de 2,53Km. se adivina que las cuestas fueron pronunciadas. Mira el perfil:


Se accede al barranc de la Rabosa por una pista que sale del refugio del Pereroles. Es una pista suave que poco a poco va aumentando de desnivel. Nuestros esforzados senderistas andaban sin prisas porque sabían que la excursión sería corta. Los niños jugaban y los mayores charlaban mientas caminaban. Se pasó al lado de la fuente de la Rabosa, cerrada, y del depósito de agua que sirve para abastecer al refugio.

A la izquierda se veian marcas que los jabalíes dejan cuando buscan raices y gusanos para comer. El paisaje a partir de la fuente era bastante salvaje y la pista era buena para caminar. El barranco se va encañonando y el camino se va cerrando de árboles, pero nunca da la sensación de ser complicado.

Llegó un momento en que la pista forestal se acabó y no había ni senda ni camino para continuar. Las paredes del barranco tenían ya una pendiente importante y había que tomar una decisión de por dónde seguir. Este fue el momento en que Kiko, el sherpa, sacó su tamagotchi (el gps) y se puso a tocar teclitas y mirar. Los demás desconfiaban un poco.

Por fin se tomó una decisión. Habría que subir monte a través para, a 500 metros, encontrar un camino que les haría regresar al inicio de la ruta por otro lado, consiguiendo que la ruta fuera circular.

Allá que todos nuestros excursioninstas se lanzaron a la aventura subiento un talud lleno de hierba de alrededor de 45 grados de pendiente. Algún resbalón y algunas quejas se oyeron pero en general el grupo fue obediente y "tiró para arriba".

A medida que esta nueva ascensión se prolongaba varios minutos, la confianza en el sherpa descendía a la misma velocidad que aumentaba el desnivel del terreno. Las miradas al famoso tamagotchi y el no encontrar ningún camino acabaron deteniendo el grupo.

El ambiente cada vez sonaba más a motín. Según el gps el camino aun estaba un poco apartado y, en una reunión improvisada, se tomó la sabia decisión de bajar por el mismo barranco por el que se había subido. En aquel momento más valía malo conocido que bueno por conocer.

A partir de aquel momento los ánimos cambiaron. Ya se caminaba hacia abajo. Se consiguió llegar a la pista forestal en pocos minutos y se relajó el ambiente. Algunos hicieron alguna carrerita y pronto se alcanzó el refugio. La decisión de volver a tiempo fue acertadísima ya que, varios minutos después de estar bajo techo se puso a llover.

En definitiva, una ruta corta, bonita, en plena naturaleza y con algo de aventura donde toda la culpa se la llevó un pobre tamagotchi. Para toda la familia. El grupo era numeroso y animado y parece que molestó a alguna "familia de osos" que luego por la noche les devolvió la moneda. 

Aquí puedes ver la ruta en detalle:


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Descárgate aquí la ruta

domingo, 7 de mayo de 2017

Castelló - Sant Joan de Penyagolosa. Primavera 2017


Esta emblemática ruta, el GR-33, es la que un día se planteó hacer un grupo de amigos. Los motivos eran variados. Unos lo hacían por amistad, otros como un reto personal, otros por ganas de estar en la montaña y algunos (los menos) por puro deporte.

Los participantes en esta experiencia fueron Ana, Alex, Fernando, Kevin, Kiko, Lorena, Manolo y Manuel.

La ruta se planificó para dos días. El primero desde Castelló hasta Les Useres y el segundo ya hasta Sant Joan. Una amiga les dejó una masía para dormir a 5 km. de Les Useres y la ruta se adaptó un poco para pasar por ella.

En el perfil de la ruta del primer día se pueden ver las principales ascensiones, la cantera, la Pedra y la bassa de les Oronetes. No es muy pesado pero es una ruta muy larga con el consiguiente machaqueo de los pies. Son 32,9 km y 1.270 m. de desnivel positivo. Mira aquí el perfil:



Era finales de abril y el día amaneció nublabo. El señor del tiempo daba algo de lluvia por la mañana, aunque luego fue menos de lo esperado. Había ganas por comenzar. Bastantes del grupo nunca habían afrontado un reto como este y estaban expectantes a ver como se comportaba su cuerpo y en cuántas horas podían conseguir su objetivo.

Como en todas las grandes rutas, los comienzos fueron buenos. Puntualidad relativamente buena (algún retrasillo poco importante), buen rollito, camaradería, sonrisas y ganas.

Los primeros 4 kilómetros de la ruta son un poco feos. Nunca se acaba la civilización. Por fín, al final de la urbanización de Penyeta se vió el camino donde se comienzan a pisar piedras. Ana, la fotógrafa del grupo, sacó su palo selfie y ya no lo solto en toda la excursión. Nuestros caminantes comenzaron su primera ascensión, una pequeña subida por senda a la cantera La Torreta, suficiente para entrar en calor. Desde allí se suaviza el terreno. Se cruza la cantera, se pasa por el lado del campo de golf de La Coma y se llega a Borriol.

Frente a la ermita de Sant Vicent, al otro lado de la carretera, comenzaba la primera subida importante de la ruta, La Pedra, y nuestros sufridos caminantes cogieron aliento y subieron sin mayor complicación. Arriba en la Pedra hacía un día de perros. Niebla, aire y algo de lluvia acompañaron el almuerzo. La cosa fue rápida y se reanudó el camino.

El siguiente punto importante en el GR-33 es el pou de Mollet, fuente donde se suele recuperar agua. Esta vez hubo mala suerte porque el cubo para recoger el agua no estaba. No obstante, un poco más adelante, tras una bonita bajada hacia la zona de la Canal, se pudo coger agua en la fuente con su mismo nombre. No se cogió mucha agua porque con el día que hacía tampoco había necesidad de beber mucho.

Un poco más adelante, nuestros excursionistas llegaron a la capilla de sant Miquelet, cruzando la carretera de Vilafamés a Sant Joan de Moró. Desde aquí entraron en el barranc de les Parres por una bonita senda hasta la font de les Plenes. Aquí sí que pararon a reponer agua y a hacer una cuantas fotos.

Ahora venía una subidita constante hacia la bassa de les Oronetes. El grupo se estiró. Alex "la liebre" iba por delante y Manolo y Lorena cerraban el grupo.

Un tramito más y comenzó la bajada a la rambla de la Viuda. El camino está complicado por las piedras sueltas pero a base de bajar bicis se ha ido quedando un surco más o menos limpio que aprovecharon nuestros senderistas.

Ya en la rambla la ruta cambiaba del original GR-33. El objetivo no era les Useres sino una masía en la partida de les Mesquites, cerca del mas de Picando. Para ello los excursionistas comenzaron con su tortura particular del día, andar por dentro de la Rambla.


La piedras sueltas no fueron nada buenas para la adecuada marcha del grupo. Y el tramo de asfalto de después tampoco. Alguno llegó al destino con las fuerzas justas y todos con los pies doloridos.

Como recompensa esperaba en la masía Manuel, el hada madrina del grupo, con unos estupendos tallarines a la tailandesa. Manuel andaba un poco averiado de una rodilla y hizo las veces de intendente y apoyo logístico. ¡Una suerte para el resto!.
Lo que quedaba de la tarde y la noche se utilizaron para descansar. Cerveza, vino, una torrà de carn y algún refresquito ayudaron a pasar el tiempo y a recuperarse. El grupo fue cogiendo fuerza a base de comer y beber y todos fueron responsables y tras algunos cantos y risas, se fueron a dormir. Había que prepararse para el día siguiente.



Mira aquí la ruta del primer día.

El segundo día de la ruta comenzó en les Useres. Kevin se unió al grupo. Las fuerzas estaban recuperadas y nuestros campeones andaban con ganas.  


El perfil de este segundo día es un poco más duro. La Serra de la Creu, la Lloma Bernat y el Marinet eran los escollos principales. No hay que quitar importancia al desgaste del día anterior, que también contaba. Mira el perfil:



La salida de les Useres ya te da un pequeño susto y nuestros caminantes comenzaron rápido a aligerarse de ropa. El día era mejor que el anterior y la temperatura era buena.

La pista que lleva a la Serra de la Creu se cogió con ganas por algunos que estiraron el grupo. Las tres bajadas antes de la llegada a Sant Miquel de les Torrocelles sirvieron para que algunos de nuestros excursionistas hicieran el cabra. Manolo revivió viejos tiempos de carreras bajando a tumba abierta, y Fernando y Alex no se quedaron atrás. En general el ritmo era lento porque las piernas de algun@s no iban a la velocidad normal.

Tras un rápido almuerzo en Sant Miquel el grupo cogió un ritmo estable para subir hasta el pie de la Lloma Bernat. Se reservaban fuerzas y nadie se adelantó ni se retrasó. Una vez en el pie de la lloma la cosa fue distinta, los fuertes apretaron para arriba y los no tan fuertes siguieron a ritmo estable.

Como cada uno fue a su ritmo la subida se hizo con relativa facilidad. Se tomaron fotos de las impresionantes vistas desde arriba y más de uno respiró por haber superado lo que creía que era más difícil de lo que realmente fue.

Ahora el camino se relajaba y los senderistas bajaron hasta Xodos. Realmente el camino hasta Xodos no es exactamente una bajada, es una bajada importante por una senda al principio y un falso llano con cierta subida después. Poco a poco se llegó a la Font dels Possos, bajo de Xodos.

En esa fuente se tomó un pequeño refrigerio antes de afrontar el último desnivel, la pujada al Marinet. Ésta es una fuerte subida bastante puñetera porque es muy recta y el caminante va viendo todo lo que le queda a medida que asciende, con la consiguiente bajada (o subida) de moral. Aquí el grupo volvó a disgregarse.

La llegada al Pla de la Creu fue un alivio para nuestros senderistas. Las grandes subidas habían acabado y ahora venía un bonito paseo hasta llegar a Sant Joan. Esta vez el viento y el fresquito deslució un poco el paseo pero la ilusión por llegar compensó todos los males y cansancios de las dos jornadas.

En Sant Joan les esperaban faminiares y el gran intendente Manuel que les reconfortó con un excelente guisado de rebeco, que sentó superbien a todos lo miembros del grupo.

En resumen, una gran ruta para un gran grupo de excursionistas. Un tiempo perfecto y unas fuerzas suficientes para que la excursión fuera un éxito total.




Mira aquí la ruta del segundo día.