domingo, 6 de septiembre de 2015

Figueroles. Cursa ibèrica 2015

La cursa ibèrica es una clásica dentro de Club Rayito. Desde el 2009 siempre ha ido un Rayito u otro a la carrera. Este año acudieron Dani, Fede (Gps), Fernando (Ferch), Kiko (innovador), Miquel y Manolo.

La cursa ibèrica son 17 kilómetros i pico de montaña muy corredores. Hay 2 subidas importantes y una bajada muy técnica. Aquí tienes el perfil:


Era un domingo de septiembre (siempre suele ser el primero o segundo) a las 8 de la mañana. 600 corredores (este año menos) tomaban la salida desde el centro de Figueroles. La carrera comenzaba por una vueltecita por el pueblo.

Una vez fuera del pueblo, para calentar los músculos, se sube al Tossalet, unos cientos de metros que ya te obligan a dejar de correr y asumir que "un huevón, caminando sube mejor". Dani ya se adelantó al grupo, detrás venían Kiko y Fernando, y para acabar, Manolo, Miquel y Fede. 

En el alto del Tossalet Kiko se enganchó un pie en una piedra y se pegó un tortazo contra el suelo. No fue nada. 

Después de bajar del Tossalet, la ruta gira a la derecha y se encamina nuevamente hacia el pueblo. Los paisanos de Figuerones siempre ha estado muy implicados con la carrera y, aunque eran las 8 y pico de la mañana, allí estaban para aplaudir a los corredores.

Una vez se pasa por segunda vez por el pueblo, la ruta ya se enfila hacia la primera montaña, el Castellar, famoso por su poblado ibérico. La subida no es muy larga pero si bastante dura. Un zigzag va subiendo y, para los Rayitos, que no se caracterizan por ir los primeros, la vista es muy bonita. Desde abajo se ve el camino zigzagueando hacia la cima de la montaña lleno de carreristas vestidos de colorines. Una bonita estampa.

La bajada desde el Castellar es suave. Fernando comenzó a apretar el paso. A él la gusta bajar y se le da bien (como a Dani y a Manolo). Tras pasar por un avituallamiento, el camino va más o menos llaneando hasta encontrarse con el verdadero desnivel de la carrera, la roca Naram, el punto más alto de la carrera. La ruta bordea la roca, de 664 metros de altitud y llega al siguiente avituallamiento, en el kilómetro 8,5, justo a mitad de la carrera. Algo de comer y hacia abajo.

El descenso es importante. Muy pedregoso y con un final muy resbaladizo y empinado. Para correr hay que saber bajar. Dani, Fernando y Manolo son los Rayitos especialistas. el resto se defiende más o menos.

Una vez finalizada la bajada la ruta va por una pista y prácticamente no la deja hasta el final de la carrera. Este es el momento de los corredores. Es cuando las diferencias aumentan entre los que tienen fondo y los que no. Dani y Fernando vuelan y el resto trota como puede o camina.

Tras varios kilómetros de llaneo la carrera baja hasta el río y después de una terrible subida de 100 metros llega la meta.

Esta vez lo Rayitos consiguieron el objetivo de llegar en menos de tres horas. Dani y Fernando consiguieron una marca de 2:12, Kiko 2:37, Manolo 2:47, Miquel 2:52 y Fede 2:54.

El Rayito del día fue, sin lugar a dudas, Fede. Las carreras de montaña siempre están perfectamente señalizadas de manera que es casi imposible que una persona se pueda despistar. Esta vez los organizadores no contaban con la especial sensibilidad de Fede, nuestro Gps. Tras el primer avituallamiento, Fede, que andaba eufórico y sobreexcitado por la velocidad que estaba imprimiendo a la carrera, se despistó y se metió por un camino equivocado. Inocentes, le siguieron Miquel, Manolo y otros carreristas. Menos mal que, tras algún centenar de metros de equivocación alguien les avisó y pudieron regresar a la ruta correcta, porque si no, aun hoy estarían dando vueltas por el término.

Una vez finalizada la carrera vino lo bueno (el auténtico objetivo del día). Las cocas de espinacas y de tomate estaban exquisitas. La tartas dulces también. La cerveza, sin control. Los Rayitos se situaron, como siempre, al lado del grifo de cerveza y comentaron sus sensaciones y las anécdotas del día. Los organizadores iban sirviendo cerveza y, como ya les conocían, justo antes de irse, les llenaron el vaso para el viaje. Agradeciendo la amabilidad, nuestros Rayitos se despidieron hasta el año que viene.

Así acabó Figueroles, una de las mejores carreras del calendario Rayito anual.

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