jueves, 1 de mayo de 2014

Un tour por Raca


Aquella semana el club Rayito aprovechó un jueves festivo para hacer una salidita por la montaña. Esta vez el objetivo fue Raca, la montaña de detrás de la Magdalena. Pero esta vez no se hizo desde la cara este, sino que fué por la cara oeste.

A la excursión fueron Gilbert (rayito del Voramar), Fede (Gps) Kiko (l'innovador), Pedro y Susana. La ruta se presentaba bastante huevona pero al final se sudó un rato. Fueron poco más de 7 kilómetros y medio con un desnivel acumulado de 553 metros, más de la mitad concentrados en 600 metros. Mira el perfil y lo verás.



La ruta comenzó al pie del Tossal Roig, en el barranc de la Mola, en el termino de Borriol. Para acceder al lugar donde se dejó el coche hay que subir 1,5 Kilómetros por una carreterita rural muy estrecha pero asfaltada. Los senderistas aparcaron el vehículo (llevaron un 4x4 por si acaso la carretera estaba complicada, pero no) y comenzaron el camino. Ninguno de los excursionistas había hecho el camino y el innovador sacó la ruta del wikiloc, "pequeño tour de Raca" de Trancos trail.
El camino comenzó con una pista. Los senderistas cruzaron el baranc de la Mola y a los pocos metros tomaron un desvío a la izquierda. La pista estaba bastante bien e iba subiendo poco a poco. Había un par de excursionistas con resaca (sobre todo uno) y el ritmo que se imprimió no fue demasiado fuerte. La subida era suave y los músculos se tonificaban poco a poco.

La pista se transformó en senda y ya se hizo más bonita. Ya al fondo se veía Raca y de momento el camino era más o menos plano. Pero lo bueno estaba por llegar. De repente la ruta coge un camino a la izquierda y se empina hacia la cumbre. Pedro comentó a que este camino los ciclistas le llaman "los toboganes", así que uno se puede imaginar lo empinado del mismo. También, debido a las bicis, el camino está lleno de rodadas y en muy mal estado, con lo que, además de ir con resaca y subiendo, encima te ponen el camino difícil...

Tras unos minutos de sudor se llegó a la cumbre. Nuestros excursionstas no eran los primeros. Desde hacía un rato ya se veían otros senderistas en el pico, pero cuando los nuestros llegaron los otros se habían ido y el club Rayito pudo disfrutar de unos minutos solos en Raca. Las vistas era impresionantes. Se hicieron las fotos de rigor y comenzaron rápidamente el descenso porque un montón de bichos verdes estaban "colonizando" a Susana y al innovador. Llevaban camisetas blancas y parece que ser los bichos verdes los tomaron por flores gigantes.
Para bajar de Raca la ruta utilizaba la senda que va hasta el polvorín del final del camí Caminàs de Castellón. Es una ruta bonita (empinada pero bonita), y nuestros senderistas la siguieron hasta el collado del Mancebo, donde hay una mesa y unos bancos de piedra. Uno comentó para una próxima vez se podría montar un buen almuerzo allí, aunque haya que subir el material a mano. Desde el collado, el grupo tomó una pista a mano derecha y volvió a la vertiente de la sierra que mira a Borriol. Los músculos estaban calientes y la suave pendiente invitaba a trotar un rato, y así se hizo.

La pista desembocaba en una carretera asfaltada, que discurría paralela al barranc de la Mola. El grupo ya no dejaría el barranco hasta el final de la ruta. Se cruzaron con unos ciclistas y dió la casualidad que uno de ellos era el hijo de Pedro. Al cabo de un kilómetro largo, la carretera terminaba y de allí salía un camino a la derecha que, con una subida,  volvió a hacer sudar a nuestros senderistas. Allí se oian voces y se vío unos chichos que estaban haciendo algo. No parecía escalada con lo que se supuso que habría una cueva o algo y estaban haciendo espeleología.

Durante el tramo de carretera y hasta el final de la ruta el grupo paso de ser sólo 5 a ser lo menos 100. Los bichos verdes no dejaban ni a sol ni a sombra a esas dos flores gigantes que eran Susana y el innovador con sus camisetas blancas. Por una pista y con varias casas alrededor, se alcanzó el final de la ruta, lugar donde se había dejado el coche.

Ahora todos al vehiculo y a recuperar hidratación. Unas cervecitas y a comentar la ruta. La excursión supo a poco. Quizá demasiado corta o demasiado huevona, pero el paisaje perfecto. Al ir por la cara oeste de la sierra, hay más vegetación y la propia montaña protege del sol de la mañana. En un día caluroso, se anda mucho por sombra y se va medianamente fresquito. Seguro que se repite.




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