martes, 27 de mayo de 2014

Un paseo por el Tossal Gros


La salida que presentamos esta semana es más el inicio de un pormenorizado plan de entrenamiento que una salida aislada. Resulta que un grupo de chicas va a hacer este próximo verano un tramo del camino de Santiago y necesita ponerse en forma para no sufrir físicamente en su aventura. El club Rayito hizo de entrenador de estas simpáticas excursionistas.

En esta ruta participaron Elena, Marian, Nuria, Kiko (l'innovador) y Susana, estos dos útimos son Rayitos experimentados. Las tres aprendices a senderistas mostraban mucha ilusión al principio, pero también al final.

La ruta elegida esta vez es la subida al Tossal Gros, montaña de la cual ya se ha hecho una crónica del Club Rayito. Esta vez la ruta se hizo circular y fue un poco más entretenida.

Como en la crónica anterior del Tossal Gros conviene hacer un poco de historia. El Tossal Gros se ha hecho famoso gracias a una novela de Josep Pasqual Tirado, "Tombatossals", donde crea todo un mundo mitológico alrededor de la ciudad de Castellón. 

Tombatossals es un gigante bueno que con la ayuda de sus amigos hace posible la fundación de la ciudad de Castellón de la Plana. Nace fruto del amor entre la Penyeta Roja y el Tossal Gros durante una fuerte tempestad producida por Bufanúvols a petición de la gran montaña (un ligón de cuidado). En aquella tempestad, todos los vientos excepto la Tramuntana por alocada y peligrosa fueron convocados, y se arremolinaron en el cielo descargando una tormenta que arrastró una gran cantidad de piedras montaña abajo, hacia el valle que les separaba. Del montón de piedras se levanta, con los primeros rayos de sol, su querido hijo Tombatossals, que como su nombre indica, tenía la fuerza suficiente para levantar o tumbar las montañas.
El perfil de la ruta lo dice claro. Se sube a la montaña y se baja de la montaña, nada más.




Por la mañanita las chicas quedaron en el Sanatorio para comenzar la ruta. Kiko se equivocó y estabo esperando al resto delante del estadio. En otra época esto habría sido un desastre y Kiko se hubiera vuelto para casa contrariado, y las senderistas habrían hecho la ruta solas. Hoy en día, con los móviles y el whatsapp, el tema se solucionó en un minuto y Kiko llegó al destino real.

La marcha comenzó poco antes de las nueve de la mañana. No hacía calor pero se intuía que un poco más tarde el sol picaría bastante. Eran finales de mayo y en esa época el sol casí es de verano.

El grupo comenzó a caminar por una senda que cruza una pinada detrás del sanatorio. Pronto comenzó el desnivel a aumentar y las caminantes novatas, con el músculo frio, ya hicieron algún que otro comentario. La pendiente disminuyó cuando se accedió a una pista y los comentarios cesaron. La marcha era lo bastante lenta como para que el grupo fuera manteniendo una alegre conversación.

Los cinco senderistas hacían grupos de conversación. Kiko solía ir delante y Elena solía caminar callada. Las demás hablaban mientras cresteaban la pequeña sierra que sale del sanatorio.

Las vista eran, como siempre, espectaculares. Se podían ver la columbretes aunque no del todo claras. Había bruma en el mar. El calor empezaba a subir y la pendiente tambien. Realmente hay tres buenos repechones en la subida al Tossal Gros, y no son ligeros. Hay que cogerlos con calma e ir avanzando según las posibilidades de cada uno.


Hubo momentos en los que faltaba el aire y nadie hablaba pero fueron los menos. En un primer día de entrenamiento no se puede hacer nada duro, porque los alumnos se asustan y ya no vuelven para la segunda sesión. Siempre hay que dejar ganas para la siguiente escursión.

Después de las tres duras ascenciones el grupo compacto coronó el tossal. Todos menos Elena llegaron bien. Ella andaba un poco fastidiada del estomago pero no era achacable a la ruta. Aguantó como la que más.

Ahora el camino ya era cuesta abajo. La vertiente oeste de la montaña ya tenía pinar y la sombra se agradecía. Bueno, el tema tampoco era tan fácil. Con lo seca que estaba la tierra y la pendiente de la bajada, el caminar se hacía bastante dificil. No obstante ningún culo tocó el suelo de forma accidental. Con la respiración más calmada la conversación del grupo volvió a animarse.

Poco a poco la pendiente se fue relajando y el grupo cogió ritmo. La cara oeste del Tossal Gros está llena de caminos y hay que elegir el que lleve a buen puerto. Puedes seguir hacia la cantera o volver haciua el sur hacia el sanatorio. Para volver al sanatorio existen dos vías, una senda que te devuelve a la cresta por donde se vino y otra que te lleva hacia un campo de naranjos. Se eligió la segunda, para variar y así hacer la ruta circular.

Por el tipo de terreno, las bicis y la sequía los caminos de toda la zona del Tossal Gros estan bastante pedregosos y erosionados. La senderistas sorteaban los obstácuos con facilidad. Un inocente resbalón llevó al suelo a Susana. Sus zapatillas ya daban avisos para el cambio. En cambio las otras, menos habituadas a caminar entre tenta piedra, se mantuvieron firmes sin caerse durante toda la caminata.

Ya en el campo de naranjos el piso pasó a ser asfalto. Los senderistas tuvieron que andar un kilómetro largo y se llegó a coche. La verdad es que, con una conversación animada, la parte de asfalto ni se notó. 

Al final no faltaron las cevezas (y cafés con leche) y se comentó la ruta. La cosa fue bien y las aprendices a senderistas ya planificaron un verano lleno de excursiones para endurecer sus músculos de cara al camino de Santiago. ¡Fue una buena excursión!



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