miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vilafamés, font de les Piques

Una vez más el club Rayito afrontó una ruta, y esta vez vió recompensado su esfuerzo.
Los preparativos fueron los adecuados. Se consumió poca cerveza el día antes, incluso uno del grupo se quedó tirado en el sofá ahorrando enegía a la espera de un dia de pelea, y todos fueron a dormir temprano.

El día de la ruta amaneció despejado, sin mucho frio ni mucho calor. Las condiciones eran perfectas para una buena caminata. Entoces pasó una cosa de esas que pocas veces pasan, el reloj pareció ir más despació durante unas horas y los miembros del club Rayito consiguieron hacer los 11 kilómetros y medio del camino en sólo en dos horas cuando, en condiciones normales podrían haber tardado poco menos de tres.

La gente podrá decir que 11,5 Km. en dos horas se hacen con la gorra, y es cierto. Pero, para los miembros del club Rayito, huevones por naturaleza, con una bien formada barriguita cervecera y casi alérgicos a correr, el hacer esta ruta en este tiempo y casi "sin despeinarse" es una hazaña poco común.

Los participantes esta vez fueron los clásicos, Gilbert (nuestro Rayito de Voramar), Fede y Kiko. El perfil de la ruta indica que ésta no fue demasiado exigente, con un largo final en plano.

La ruta comienza al lado del bar "el Polígono", muy cerquita de la empresa Colorobbia, a unos 3 Km de Vilafamés. Enseguida se comienza a subir por un camino agradable. 
Durante la subida a la fuente los senderista pararon a contemplar un olivo milenario, Tenía un cartel expicativo que amplió un poco la culturilla general sobre la identificación de olivos milenarios.

Tras una breve pausa, la ruta continuó en ascenso. El camino estaba en muy buenas condiciones, incluso con bastantes tramos de antiguos empedrados que deberían conservarse. Ya empieza a haber huellas de motos que quizá pongan en peligro este tipo de "alicatado" de calzada.

La font de les piques estaba cerquita. También había un panel explicativo donde se ponía de manifiesto el esfuerzo por aprovechar el agua en estos lugares, donde el clima mediterráneo de vez en cuando nos hace pasar más sed de lo normal. Se podría deducir que el nombre de la fuente viene de les piques por donde va pasando el agua desde el caño donde sale hasta ser devuelta a la madre naturaleza.

Aun quedaba un poco de ascensión por la senda. Entre pinos se hacía agradable. Una vez se llegó a la cima hubo un encuentro fortuito. De repente había una furgoneta allí, en medio del monte. Un poco más allá un todoterreno con un personaje vestido de camuflaje y perfectamente equipado con gorra, mochila, cuchillo y un fusil de mira telescópica que daba miedo. Junto a él había un cartel que ponía "Peligro, caza de jabalís". Nuestros excursionistas preguntaron por donde iban a cazar para no tener problemas de perros y balas.

Desde el encuentro con la máquina de matar jabalís, la senda se transformó en pista de tierra, y el desnivel se suavizo mucho, el camino discurría por arriba de la sierra e iba poco a poco hacia el oeste buscando las cimas más altas. En un recodo, la pista se interrumpía por una valla con candado y unos cables "antimotos". Se saltaron sin dificultad. Era una propiedad privada pero andando se podría pasar (se suponía). La pista acababa en un campo de almendros que hubo que cruzar para encontrar un camino al fondo, hacia el oeste.Se saltó otro cable "antimotos" y ahora tocaba otra vez ir por senda.El terreno era despejado, flanqueado por coscolls y otros arbustos.

Tras una cuantas rutas donde el valiente de los Rayitos, el de los pantalones cortos, se destrozó la piel por culpa de atravesar sendas casi pedidas y abarrotadas de aliagas, coscolls y otras plantas punzantes, ésta era como un paraiso para sus piernas. Ni un pincho, ni una rascada y ni una piedra golpeó las piernas de nuestro audaz andarín.

La travesía coincidía en un tramo con el track de la carrera de montaña que hacen todos los años en Vilafamés. Llegó un momento en que se podía ira a la derecha por un camino (el track de la carrera) o seguir recto por una pista. Los del club Rayito siguieron la pista. Otra vez quizá hubieran seguido el camino que, aunque mucho más empinado hacia abajo, seguro que hubiera sido más divertido que seguir una pista más suave pero más larga y aburrida.

La pista les permitió trotar un poco y llegar "frescos" a Vilafamés. Una vez en el pueblo ya sólo restaba seguir a carretera y buscar el punto de partida, Se siguió trotando hasta el coche.

Resumiendo, una ruta cómoda y rápida, con una senda inicial muy bonita, y por supuesto, el pico Penyagolosa dominando las vistas.

Al final, unas cervecitas en el Bar Santi de la Pobla para comentar la experiencia, y después, para casa.




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